Auge y Caída del Antiguo Israel: A la Sombra del Imperio (842-720 a.C.)

Auge y Caída del Antiguo Israel: A la Sombra del Imperio (842-720 a.C.)

Introducción

El periodo entre 842 y 720 a.C. fue crucial para el antiguo Israel, marcando la transición de un reino independiente a uno que cayó bajo la influencia y el control de imperios extranjeros. En "La Biblia Desenterrada" de Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, se examina cómo las fuerzas políticas, militares y económicas de la región afectaron a Israel durante este tiempo. Este artículo explora la historia del reino de Israel a la sombra de los grandes imperios, destacando cómo estos eventos fueron interpretados y narrados en la Biblia.

La Dinastía de Jehú y la Influencia Aramea

El reinado de Jehú (842-815 a.C.) marcó un cambio significativo en la política de Israel. Según la narrativa bíblica, Jehú subió al trono tras una sangrienta revuelta que exterminó a la dinastía omrita. A pesar de sus esfuerzos por restaurar la ortodoxia religiosa, su reinado y el de sus sucesores estuvieron marcados por una creciente presión de los arameos de Damasco, que continuaron su expansión en la región.

La arqueología confirma esta presión aramea, evidenciando destrucción en varias ciudades israelitas durante este periodo. Las campañas arameas debilitaron considerablemente a Israel, tanto económica como militarmente, forzando al reino a pagar tributo a Damasco y a enfrentarse a constantes incursiones.

La Ascendencia Asiria

La situación cambió dramáticamente con la aparición del imperio asirio. Bajo el reinado de Tiglat-Pileser III (745-727 a.C.), los asirios lanzaron una serie de campañas que redibujaron el mapa político del antiguo Oriente Próximo. Israel, bajo el rey Menahem (752-742 a.C.), se vio obligado a pagar tributo a Asiria para evitar la invasión. Este tributo es mencionado tanto en los anales asirios como en la Biblia, subrayando la creciente influencia de Asiria sobre Israel.

El Final del Reino de Israel

La situación se deterioró aún más bajo los sucesores de Menahem. Pekaj, quien gobernó desde 737 a 732 a.C., intentó resistir el dominio asirio formando una coalición con otros reinos locales, pero fracasó. Tiglat-Pileser III respondió con una campaña devastadora que resultó en la captura de varias ciudades israelitas y la deportación de parte de su población. Este fue el comienzo del fin para el reino del norte.

El golpe final vino durante el reinado de Oseas (732-722 a.C.), quien intentó rebelarse contra Asiria con la ayuda de Egipto. En 722 a.C., el rey asirio Sargón II conquistó Samaria, la capital de Israel, y deportó a gran parte de su población. Esta destrucción y deportación son corroboradas tanto por las inscripciones asirias como por la narrativa bíblica, aunque con diferentes énfasis.

Impacto Sociopolítico y Religioso

La caída de Israel tuvo profundas repercusiones en la región. Los asirios implementaron una política de deportación y reasentamiento de poblaciones, lo que llevó a la mezcla de diferentes grupos étnicos y culturales en lo que había sido el reino de Israel. Esta mezcla es reflejada en la narrativa bíblica sobre los samaritanos, quienes fueron vistos con recelo por los judíos del periodo post-exílico debido a su origen mixto.

La Visión Arqueológica vs. la Narrativa Bíblica

Mientras la Biblia presenta la caída de Israel como un castigo divino por la idolatría y la infidelidad, la arqueología ofrece una perspectiva más matizada. La evidencia sugiere que factores políticos, militares y económicos jugaron un papel crucial en la caída de Israel. Las excavaciones en Samaria y otras ciudades israelitas muestran signos de destrucción y abandono, corroborando la devastación causada por las campañas asirias.

Conclusión

El periodo de 842 a 720 a.C. fue una era de gran turbulencia para Israel, marcado por la influencia de potencias extranjeras y la eventual caída del reino del norte. "La Biblia Desenterrada" de Finkelstein y Silberman proporciona una revisión crítica y arqueológica de estos eventos, desafiando las interpretaciones tradicionales y ofreciendo una visión basada en evidencias empíricas. Este enfoque no solo enriquece nuestra comprensión del pasado antiguo de Israel, sino que también ilumina las complejas interacciones entre narrativa, arqueología y política en la formación de la historia bíblica.

Referencias

Finkelstein, I., & Silberman, N. A. (2001). *La Biblia Desenterrada: Una Nueva Visión Arqueológica del Antiguo Israel y el Origen de sus Historias Sagradas*.

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